La Cosmovisión De Hans Hörbiger
Por Drakken
Las teorías cosmológicas de este ingeniero austríaco son uno de los fundamentos de la visión del mundo nazi.
Hanns Hörbiger, creía que entre «los materiales cósmicos de construcción» que componen el Universo había agua en su «forma cósmica»: hielo. Este hielo forma grandes bloques que giran alrededor de las estrellas jóvenes. El sabio austríaco sostenía que esos bloques de hielo en órbita siguen un camino espiral de modo que, finalmente, se precipitan contra la estrella, causando una enorme explosión. La estrella despide entonces una masa de materia derretida que gira y forma un nuevo planeta. La creencia de que los planetas describen una órbita espiral llevó a Hörbiger a afirmar que, originalmente, había cuatro lunas alrededor de la Tierra; la presente es la única que queda. La última colisión de una luna con la Tierra, hace unos 13.000 años, causó, según él, la desaparición de la Atlántida, el continente que los nacionalsocialistas consideraban la cuna de la raza aria.
Himmler estuvo muy interesado por las teorías de Hörbiger e hizo publicar un tratado sobre la teoría del hielo cósmico dentro de una serie de manuales para los SS (ala paramilitar del partido Nazi). Y el mismo Hitler declaró que construiría un observatorio, en la ciudad de Linz, dedicado a los tres grandes cosmólogos: Copérnico, Kepler y... Hörbiger.
Sistemas y satélites - pequeño viaje - nuestra luna - la Luna es de queso
Desde siempre nuestro satélite, la Luna, nos ha llamado la atención. Es el objeto celeste más brillante de nuestro sistema, después del Sol, y el más cercano. La Luna es de los poetas y los insomnes, de los locos y los enamorados, de los asesinos y de los visionarios. Su atracción gravitacional es la causante del flujo y reflujo de los mares pero también actúa en nuestras mareas internas y en nuestros humores. Pero no es éste el único satélite del sistema solar. Lunas distintas orbitan alrededor de otros planetas. Con un paseo a través del espacio podremos encontrar algunas curiosidades. Por orden de distancia creciente desde el Sol, los planetas que componen nuestro sistema son: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón. Los dos planetas más cercanos al Sol no tienen satélites. Se considera a Venus como un planeta casi gemelo a la Tierra, pero.... En Worlds in Collision (1950) el Dr Velikovski sugiere que un cometa gigante colisiona con Marte. De ese choque cósmico nace Venus. Esto explica sus elevadas temperaturas de superficie y sus vapores de hidrocarburos. También explicaría la anormal rotación del planeta sobre su eje, ya que es el único planeta que gira en sentido inverso a todos los demás. Marte tiene dos satélites, o lunas: Fobos y Deimos, Miedo y Terror respectivamente y son dos de las lunas más pequeñas y extrañas del sistema solar. Con un diámetro de 16 y de 8 Km solamente, son las únicas que orbitan a su planeta a mayor velocidad de la que el propio Marte rota sobre sí mismo y lo hacen en órbitas casi circulares sobre el ecuador. Deimos tiene un período de revolución de 30 horas y Fobos de tan solo 7 horas y media, tomando como referencia tiempos de rotación marcianos. Es interesante pensar que un observador situado en Marte vería salir a Fobos por el Oeste y ponerse por el Este, tres veces al día. La teoría de los planetoides nos dice que estas dos lunas son fragmentos del Cosmos captados por el planeta Marte, pero es asombrosa la precisión de ambas órbitas situadas casi en el mismo plano ecuatorial. Carl Sagan sugería que Fobos era una luna artificial hueca, y esta conclusión estaba basada en la anormal velocidad de Fobos, velocidad que es justamente la misma que llevan nuestros satélites artificiales. Marte está achatado por los polos pero al mismo tiempo es convexo en el ecuador por lo que la forma del planeta es elíptica y se considera que rota sobre tres ejes. (Datos proporcionados por la sonda Mariner IX en 1971). Júpiter tiene por lo menos 13 lunas que se han numerado según el orden de descubrimiento. Cuatro de ellas son visibles con un pequeño telescopio, son las lunas de Galileo, descubiertas en 1610. Es probable que las otras lunas sean planetoides cautivos, atraídos por la enorme fuerza de gravedad de Júpiter. Amaltea, la luna V, es la que está más cerca del planeta. Las lunas I, II, y III, de masa importante interaccionan entre sí formando un sistema de resonancia análogo al observado en electricidad o acústica. Saturno tiene 11 satélites que orbitan más allá de los anillos. Titán es el mayor de ellos y con un diámetro de 5800 Km es el mayor del sistema solar. El último satélite, Themis, fue descubierto por W. Pickering en 1905. Urano tiene 5 lunas pequeñas cuyos diámetros oscilan entre 300 y 1100 Km y sus períodos de revolución entre 1,5 días y 13,5 días de Urano. Neptuno tiene 2 satélites: Tritón y Nereida. Tritón es una de las lunas más grandes del sistema y da una revolución completa al planeta en 6 días. Nereida, mucho más lenta, lo orbita en 362 días, siendo además mucho menor que su hermano Tritón, tan solo 320 Km de diámetro. Plutón tiene un satélite casi tan grande como el planeta mismo, pero de masa mucho menor, por lo que puede considerarse a Plutón como un planeta doble de hecho. La distancia media de la Tierra a la Luna es de 380000 Km. Una de las características son su fases. En fase nueva tiene el hemisferio iluminado de cara al Sol y es por eso que no la vemos, en fase llena está opuesta al Sol, totalmente iluminada. La Luna siempre nos presenta una misma cara. El período entre dos fases nuevas es de 29,5 días. El plano del movimiento está inclinado 5°8´ respecto al Sol y eso hace que veamos a la Luna más baja o más alta en el cielo. El movimiento de la Luna es hacia el Este y se mueve diariamente a razón de 13°12´ por lo que sale con un retraso de 50 minutos de un día al siguiente. Como aparece más tarde cada día, la vemos en distintas fases a diferentes horas del día y de la noche. La Luna llena sale a la puesta del Sol todo el año, en cuarto menguante lo hace hacia la media tarde, a medida que se acerca a la fase nueva sale con el Sol y no podemos verla, la Luna creciente la veremos hacia el fin de la tarde o al principio de la noche. La órbita de la Luna está inclinada respecto de la eclíptica (proyección del plano de la órbita terrestre sobre la esfera celeste, o en otras palabras, es el recorrido del Sol a lo largo de un año) y esta inclinación hace que los eclipses solamente se puedan dar en fase nueva o llena y cerca de los nodos, puntos de intersección del plano de la eclíptica con la órbita de la Luna, y por tanto cada 6 meses. Cuando la Luna pasa por el cono de sombra que proyecta la Tierra tendremos un eclipse lunar, en fase de luna llena. Astrológicamente la Luna se ha asociado a la personalidad, los rasgos instintivos y de comportamiento. El adjetivo "lunático" nos suena ahora muy familiar. Pero la Luna es de queso.....nos dice Italo Calvino. Sí! La Luna es de queso... y se derrite.
El Big Bang - más explosiones - el fuego y el hielo
Se dice que todo el Universo fué creado a raíz de una explosión hace unos 4000 millones de años. En el Principio todo el Cosmos estaba contenido en un único punto, un solo átomo de densidad infinita que contenía toda la materia y la energía del Universo. Este átomo, alcanzando niveles críticos de existencia, estalla, arrojando la materia que encerraba en su interior y dando comienzo a su expansión hacia el infinito. Tal es la teoría del Big Bang, la explosión iniciadora, que, por otra parte, no dice nada acerca del origen de este primer punto crítico. Para explicar el origen de nuestro propio sistema, el sistema solar o heliocéntrico, encontramos dos teorías comúnmente aceptadas: 1 - los planetas nacen de una explosión parcial del Sol cuando una enorme masa estelar pasa muy cerca y le arranca una parte de materia que es la que daría lugar a los planetas conocidos. La estrella que ha rozado el Sol sigue su trayectoria perdiéndose en el espacio. 2 - la explosión que da origen a nuestro sistema es de una estrella, un sol, gemelo al nuestro. Pero hemos encontrado otra teoría que nos habla del origen de nuestro sistema. Se trata de la Cosmogonía Glacial de Horbiger. Poco o nada conocida, esta doctrina se contrapone con todos los principios de la ciencia oficialmente reconocida, pero tiene la cualidad de admitir todas las antiguas tradiciones, amalgamar antiquísimos pensamientos, reintroducir leyendas, mitos y profecías. Nos habla de cataclismos y mutaciones, del fuego y del hielo. Esta teoría nos dice que hay en el espacio un cuerpo estelar millones de veces más grande que nuestro Sol, y mucho más caliente. Un planeta gigantesco formado de hielo cósmico choca con la estrella de fuego y penetra profundamente en su masa. Después de centenares de miles de años el vapor de agua resultante hace que este sol estalle. Unos fragmentos se pierden en el espacio, otros caen nuevamente al cuerpo central y otros son proyectados a una región intermedia que es la que daría lugar a nuestro sistema.Nuestros planetas están sujetos a dos fuerzas: la fuerza de proyección de la explosión, que los aleja, y la fuerza de gravitación, que los atrae a la masa más poderosa situada en su proximidad. Estas fuerzas no son iguales. La fuerza gravitatoria es constante pero la fuerza que los aleja disminuye con el paso del tiempo ya que el espacio no es vacío, está formado de materia sutil, gases y cristales de hielo cósmico. Es debido a este espacio discreto que esa fuerza de repulsión va disminuyendo. Al irse frenando lentamente a través del velo espacial, cada planeta se va acercando al más próximo por el que es atraído quedando, al fin, cautivo y describiendo una órbita en espiral que se va haciendo cada vez más pequeña. De esta forma, con el paso de los milenios, cada planeta caerá hacia el más próximo y al final todo el sistema caerá a su vez, en forma de hielo, hacia el Sol. Pasarán cientos de miles de años y el vapor de agua acumulado hará que todo comience otra vez con una gran explosión. Renacimiento perpetuo en el Universo y la lucha eterna de atracción y repulsión entre el hielo y el fuego.
Durante algunas decenas de miles de años parecerá que la distancia entre dos planetas se mantiene constante, pero llegará un momento en que se podrá apreciar una sutil variación. Y es que la espiral es concéntrica y poco a poco la luna se irá acercando a la Tierra. La gravitación del satélite se hará mayor, las mareas serán más poderosas, las aguas de los mares ascenderán e irremediablemente cubrirán las tierras. Plantas y animales tendrán menos peso y crecerán. La irradiación cósmica será más potente y podrá actuar sobre los cromosomas alterando mecanismos genéticos que producirán Mutantes, nuevas formas de vida, Gigantes. La luna se sigue acercando y, orbitando a gran velocidad, estalla antes de chocar con la Tierra convirtiéndose en un anillo de hielo, rocas y gases que cada vez gira más rápido para caer finalmente sobre el planeta. No se ha terminado todo... Tras esta Caída unos pocos sobrevivientes elegidos tendrán la oportunidad de asistir a fantásticos y extraños fenómenos. Durante muchos miles de años la Tierra no tendrá satélite y en esta permanente noche sin luna sabremos de los cambios extraordinarios y las mutaciones sin fin en medio de los Diluvios. Mezclas y simbiosis de razas nuevas y razas antiguas, formas modernas y viejas que se entrecruzan, se aparean y dan origen a nuevos seres, a nuevas especies. El próximo en la lista es Marte que siendo más pequeño que la Tierra terminará por acercarse indefectiblemente, pero es muy grande para ser una nueva luna. Marte pasará cerca de la Tierra, rozándola, y será atraído por el Sol hacia el que caerá.Marte arrancará la atmósfera de la Tierra en su cercano pasaje. Los mares, en ebullición, harán estallar la corteza terrestre. La Tierra, sin vida ahora, seguirá girando en espiral y alcanzada por planetoides helados del espacio se transformará en un gran globo de hielo que terminará cayendo, a su vez, en el Sol.Y después de millones de años de acumulaciones de vapor de agua en este Sol, una nueva explosión dará lugar a nuevas Creaciones.
Las tres lunas - Dragones y Mariposas - Gigantes y Dioses
Nuestros cielos conocieron otras lunas y la actual es la cuarta. Por tres veces masas heladas orbitaron en espiral alrededor de la Tierra precipitándose al fin. Esta Luna actual también caerá a su tiempo pero al ser más grande que sus hermanas predecesoras el cataclismo será mayor. Recordemos que antes de su caída la luna estalla y aumenta su velocidad orbital transformándose en un anillo de materia y gases. Es este anillo el que cae cubriendo a la Tierra con una banda circular. Solamente se fosilizan los seres vivos con la caída del satélite ya que en tiempos normales los organismos se pudren. Es por este motivo que hablamos de una era Primaria, una era Secundaria y una Terciaria. Nosotros vivimos en el Cuaternario, la era de la cuarta Luna. Se puede pensar, entonces, que una gran variedad de especies han podido medrar y también desaparecer, a lo largo de los tiempos, sin dejar rastro, sin que podamos tener registros, ya que solamente hay fosilización con la caída lunar. La luna se acerca a la Tierra lentamente y durante un intervalo de algunos cientos de miles de años su atracción es poderosísima. En ese período la distancia Tierra - luna es de solamente 2 a 3 diámetros terrestres, lo que da lugar al crecimiento desmesurado de los seres vivos. Es el período del gigantismo. Y es así como a finales de la era Primaria (Paleozoico) nos encontramos con vegetales, anfibios e insectos gigantes, de los cuales nuestros sorprendentes insectos actuales son un pálido reflejo, lejanos parientes degenerados. Y a fines del período Secundario (Mesozoico) nos sorprenden los reptiles: diplodocus, iguanodontes, tyranosaurus rex. Animales de 30 metros de altura. Las radiaciones cósmicas son enormes ahora y dramáticas mutaciones hacen ensanchar los cráneos, los animales comienzan a caminar erguidos, otros más empiezan la aventura del vuelo. Cruzamientos. Hibridaciones fantásticas: Grifos, Centauros, poderosos Dragones, Hombres-pájaro, Inteligencias con alas de libélula, Mariposas telepáticas. Hacen su aparición los primeros mamíferos y tal vez, mutaciones mediante, los primeros hombres de hace 15 o 20 millones de años, cuando esta luna orbitaba muy cerca de la Tierra. ¿Son estos, acaso, los antepasados de los Gigantes a los que hace referencia El Génesis y que vivían 500 o 900 años? Nada impide que estos primeros hombres, Gigantes, sean altamente inteligentes, de gran desarrollo síquico y enormes poderes de comunicación y que se organizen socialmente en otros modelos muy diferentes de los nuestros. Una cultura síquica. Clanes telepáticos.... Pero la segunda luna llega a su fin y se rompe. Estalla y en forma de anillo cae a la Tierra. La segunda luna se ha derretido... Algunas especies sobreviven a la catástrofe y deben adaptarse a las nuevas, terribles condiciones. La fuerza de gravitación terrestre es casi insoportable. También los Gigantes se deben modificar para continuarse en los recién llegados largos tiempos de las noches sin luna. Esta adaptación supone muchos cambios drásticos y cuando la tercera luna es capturada y hace su aparición por primera vez en el cielo, ya algunos Gigantes se han vuelto más pequeños y mucho menos inteligentes, infinitamente más estúpidos. Se han perdido algunos poderes, y son estos hombres empequeñecidos y mucho más pobres síquicamente nuestros verdaderos antepasados, que serán guiados, civilizados y educados por los Gigantes puros, que aparecidos al final del Mesozoico sobreviven aún, seres triunfantes, a la segunda caída lunar. Todos los Antiguos se saben descendientes de Dioses y Gigantes. La Polinesia, Egipto, Asiria, México, Grecia, Escandinavia. Todas las tradiciones, todas las leyendas nos hablan de Gigantes que desarrollaron a los hombres, que les enseñaron la agricultura, los educaron en las artes, los guiaron en las ciencias y los iniciaron en el manejo de su propia espiritualidad... Es la gran era del Terciario (Cenozoico) que durará varios millones de años. Es la era en la cual el hombre alcanza su más alto grado técnico, su más elevado punto espiritual... Es la era de cuando nuestros Maestros eran Gigantes y el hombre tenía un pasado reciente y una mente abierta y fresca para saber de las asombrosas criaturas, de las enormes Serpientes y los rugientes, flameantes Dragones de fines del Secundario.
Tiahuanaco - Las dos Atlántidas
La tercera luna se acerca a la Tierra, las aguas de los mares crecen en mareas incontenibles y los hombres de hace un millón de años suben a las altas montañas con sus Reyes, sus Maestros, los Gigantes, desarrollando nuevos centros de civilización. Nada nos sorprende ya. Se han hallado sedimentos marinos a 4000 metros de altitud en la cadena de Los Andes. Son las huellas del nivel de las aguas del final del Terciario. Nuevos centros de civilización: Tiahuanaco sería uno de esos nuevos centros de civilización superior. ¿Y porqué no?. Tiahuanaco tiene características sorprendentes. Paredes de 70 toneladas, pilares de 100 toneladas, estatuas de 8 toneladas. Todas cinceladas en una sola pieza. ¿Maestros Gigantes? En ese lugar se han encontrado esculturas del todoxón, animal que solamente vivió en el Terciario, y entre las ruinas de Tiahuanaco se hallaron restos fósiles del mismo. Un calendario esculpido en un pórtico de piedra de 10 toneladas marca la posición de la luna en cada hora del día y su movimiento, real y aparente, en otros cielos antiguos, muy distintos del nuestro. Y es que hay que saber que Tiahuanaco es 100000 años anterior al fin del período Terciario. Una tradición de Nueva Guinea nos habla, hoy, de la Luna como creadora del hombre y predice, además la caída de la misma. El monje tibetano Lobsang Tuesday Rampa afirma haber visto en su Tibet, en el Potala, tres sarcófagos que contienen Gigantes, con un hombre de tres metros de altura, bañados de oro, y además mapas estelares de cielos antiguos y extraños. Los Reyes Gigantes saben que la luna terminará por caer, pero gracias a su alto grado de Conocimiento logran retrasar ese cataclismo y prolongar esta Edad Atlántica. Pero la tercera luna se cae... Termina por caer, las aguas descienden y los centros Atlantes se ven súbitamente aislados, incomunicados entre sí. No son ahogados por las aguas, sino que, paradojalmente, se ven axfisiados por su descenso. Los sobrevivientes deben descender hacia el limo cenagoso de las llanuras que los mares han dejado al descubierto. Pasarán miles de años para que una escasa vegetación, apenas provechosa, se desarrolle. Y mientras tanto, los Gigantes han casi llegado a su fin. Los hombres se embrutecen mientras dura este período sin luna de 140000 años y bajo la dirección de los últimos Reyes Gigantes renacen, casi sin fuerzas, otras civilizaciones en las altas llanuras del Norte al tiempo que restos de la Antigua Atlántida permanecen aún en los cinco altos puntos del Terciario: Tibet, Abisinia, Nueva Guinea, el México de los toltecas y el centro superior de esa irradiación, Tiahuanaco. Nos encontramos entonces frente a dos Atlántidas: la de los Andes, Tiahuanaco, con sus cuatro centros irradiados y la del Atlántico Norte entre los paralelos 40 y 60 de latitud, de mucho más baja categoría. ¿Es esta la segunda Atlántida a la que nos refiere Platón? ¿Existe esta Isla que Platón afirma? Platón es propagador de verdades muy antiguas y si creemos en él debemos también creer en la realidad de los cataclismos periódicos. La tradición afirma que la Atlántida corrió igual suerte que el Egipto antiguo algunos miles de años más tarde, pero Egipto se benefició levantando su lecho merced a fuerzas telúricas luego de un tiempo de immersión. Podemos ver los chotts, los lagos de las regiones de mesetas de Argelia y Túnez, desecados y tapizados de una gruesa costra de sal. El Sahara y Egipto están formados en su mayor parte por suelos de arena marina. Encontramos las huellas de corrosión por las aguas en los estratos de la Esfinge de Gizeh y en las columnas de los templos faraónicos. Y los sacerdotes, sabedores de la catástrofe, hacían construir los hipogeos reales profundamente excavados en la roca viva y sellaban herméticamente sus accesos. Existe un tiempo para todo, y la Atlántida termina también por desaparecer.
Según Horbiger, hace unos 12000 años, la Tierra captura su cuarta luna. Es nuestra Luna actual. Nuevos cataclismos acompañan esta asociación. Los mares corren desde las zonas polares hacia el centro, la Tierra engrosa en las regiones de los trópicos, comienzan los períodos glaciales. La segunda Atlántida desaparece bajo las aguas impetuosas que fluyen del Norte. La Biblia nos habla del Diluvio y de la Caída del Paraíso Terrenal. El misterioso Apocalipsis tal vez se refiera a catástofes que los hombres han visto y vivido y recuerdan a través de los siglos. La cuarta Luna está muy alta y los Gigantes, agotados, van degenerando. Y en este punto todas las mitologías nos hablan de combates entre Gigantes, y entre hombres y Gigantes. Los hombres se embrutecen y también se rebelan. Tenemos recuerdos ancestrales, hincados profundamente en el tiempo, que nos hablan de Seres Superiores. Los Egipcios de los tiempos de Herodoto afirman que los Antiguos aprendieron sus artes de los Dioses. Antiquísimas pinturas chinas nos muestran al Dragón Lunar cerniéndose sobre la Tierra. Y es que la Luna es de queso... Se volverá a derretir y esta cuarta Luna caerá hacia nosotros como sus predecesoras. Y habrá nuevos cataclismos y diluvios. Vendrán los largos siglos de las noches sin Luna y en esos tiempos tendremos otras mutaciones, nuevas razas, oleadas fantásticas de vida nueva nos llevarán una vez más a los reinos de los Gigantes, a las comarcas de los Cíclopes de super-desarrollada glándula pineal en su tercer ojo, a las islas de los Elfos, a los países de los Dragones, a los territorios de Lo Imposible.
Según las tradiciones, el Diluvio sumerge a la humanidad en sus aguas, pero cierto número de personas sobreviven, son los que encuentran la Gracia, los Elegidos. También se señala la existencia de zonas privilegiadas, verdaderas arcas rocosas que alojarán a los hombres que busquen refugio en ellas. Dicen que allí, durante un día de dos siglos de duración, las sucesivas generaciones asistirán al gigantesco combate del agua y del fuego. Gozando de una relativa calma, con una temperatura uniforme, con la claridad constante de un bajo cielo, esperarán por una nueva Edad de Oro, nuevos cielos y un doble arco iris. La Biblia nos habla de Noé, los hindúes e iranios de Vaivaswata o Satyavrata, los griegos nombran a Deucalión y Ogiges, en Caldea es Sisutros o Xixutros, en China es Foki, los antiguos peruanos se refieren a Bochica y para los aztecas el elegido es Coxcox o Tezpi. La leyenda asiria y caldea cuenta que los hombres, que fueron creados por Marduk, se vuelven perversos y por ese motivo el consejo de dioses decide castigarlos. Pero hay un hombre que es justo y amado por el dios Ea, se trata de Utmapishtim, rey de Babilonia. El dios Ea revela al rey de la inminencia del cataclismo y también le dice acerca de la manera de escapar: debe construir un arca en la cual viajará el propio rey, su familia y sirvientes, los artesanos constructores del arca y un grupo de animales. Las aguas cubren la tierra y Utmapishtim, después de navegar durante siete días se detiene en una cumbre. Libera entonces a una paloma y una golondrina que regresan a sus manos. Más tarde libera un cuervo que no regresa. Con esa señal sale el rey del arca y ofrece un sacrificio a los dioses. El Diluvio de la Biblia nos refiere a Noé. La lluvia se enseñorea por 40 días y 40 noches, y las aguas recubren la tierra durante otros 150 días. Noé suelta un cuervo que no regresa, atraído por los cadáveres. Y luego suelta una paloma que vuelve ya que los árboles están todavía sumergidos. Noé espera aún otros siete días, vuelve a soltar una paloma que esta vez regresa con una ramita de olivo en el pico. La exactitud en el conteo de los días debe llamarnos la atención. Y es que deben tomarse como días cíclicos, o años. Por lo tanto llovió durante 40 años y Noé debió esperar 197 años. Noé es en griego Nu-omega-epsilon, contracción de Neos-Helios, el nuevo sol. El arca simboliza el comienzo de una nueva era. El arco iris es el signo de la alianza con Dios y el nuevo pacto que se establece, pero también es el cinturón de Iris, la zona privilegiada. El diluvio bíblico de hace cientos de siglos debió haber dejado huellas muy profundas, en los cambios geográficos y en los sobrevivientes. El perfil geológico de los mares y los continentes actuales es muy distinto del de aquella época. Cuentan que cuando se les preguntaba a los antiguos galos acerca de lo que más temían respondían invariablemente: "sólo tememos una cosa: que el cielo caiga sobre nuestras cabezas". ¿Recuerdos persistentes de acontecimientos reales? En el Apocalipsis según Esdras, éste cuenta que estando descansando bajo un árbol escuchó una voz que dijo: "Esdras...me he aparecido a Moisés... Le conté gran número de maravillas, le enseñé los misterios de los días, le dí a conocer los últimos tiempos y le dí esta orden: explica esto y esconde aquello."
La Alquimia - el gran incendio
La letra S tiene, en alquimia, el mismo valor que la X griega (Ji) y toma su misma significación esotérica. Es la traza helicoidal del Sol que llega al cenit de su curva a través del espacio al producirse la catástrofe Cíclica. Es una imagen teórica de la bestia del Apocalipsis, del Dragón de fuego y azufre de los días del Juicio Final sobre la creación macrocósmica. Y bajo este signo alquímico encontramos una misteriosa inscripción, en clave, en una antigua cruz de piedra de los países vascos: "il est écrit que la vie se réfugie en un seul espace". Existe, entonces, una región, una zona, en la cual la muerte no esperará al hombre cuando llegue la época del doble cataclismo. Serán salvados los hijos de Elías, según palabras de las Escrituras. Ellos llevarán una señal que los distinguirá y serán además los encargados de elevar a los hombres regenerándolos, conduciéndolos en la cadena de las tradiciones de la humanidad desaparecida. Hay un lugar y un tiempo para la expiación y se señala claramente al hemisferio boreal. "Es por medio del fuego y en el fuego mismo que pronto será puesto a prueba nuestro hemisferio" nos dice un Adepto. Y así como el fuego alquímico separa el oro de los metales, el fuego separará justos y malos. El Norte sufrirá un incendio y el Sur una inundación. En Mateo, III, 11. nos dice San Juan, el Bautista: "Yo, cierto, os bautizo en agua para penitencia; pero detrás de mí viene otro más fuerte que yo, a quien no soy digno de desatar las sandalias; él os bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego." Los viejos alquimistas no nos hablan de un doble cataclismo en sí mismo sino que se refieren "a la inversión de la bola", esto es exactamente el cambio del eje, la caída de los polos, uno de los cuales toma súbitamente el lugar del otro. La historia cíclica se abre en el capítulo VI del Génesis bíblico con el Diluvio y se termina en el capítulo XX del Apocalipsis con el fuego del Juicio Final. El primero fue escrito por Moisés, el salvado de las aguas. San Juan, el Evangelista, figura sagrada solar, cierra el libro con los sellos del azufre y del fuego. Para los Iniciados, cada período de 1200 años comienza y termina debido a una catástrofe y la historia humana, evoluciona y se desarrolla entre dos polos, el agua y el fuego, los cuales operan juntos y durante el mismo tiempo en una región de la Tierra distinta y opuesta. El gran hacedor de este conflicto es la traslación solar, la ascensión del Sol al cenit del polo. Es por esto que un mismo hemisferio es sumergido en las aguas al final de un período y calcinado por el fuego al término del ciclo siguiente. El Sur está sometido al sol y al fuego terrestre, el Norte al embate constante de las aguas meridionales. En el ciclo anterior fueron las aguas del Diluvio las que anegaron el hemisferio septentrional, entonces las llamas del Juicio lo consumirán cuando llegue el final. "Oiréis hablar de guerras y rumores de guerras... Habrá hambre y terremotos en diversos lugares; pero todo esto es el comienzo de los dolores."
Las cuatro Edades - Edad de Oro
Los antiguos Maestros expresaban la rotación del gran período cíclico por medio de un círculo dividido por dos diámetros perpendiculares. El círculo simboliza al mundo, los diámetros en cruz simbolizan la redención. En el Medioevo las cuatro fases del ciclo eran representadas por los cuatro Evangelistas y más frecuentemente aún por los cuatro animales correspondientes que rodeaban a Cristo, siempre en el mismo orden: león, ternero, hombre, águila. Gran cantidad de construcciones de la época nos muestran esta disposición, la puerta real de la Catedral de Chartres, la Iglesia de los Templarios de los Altos Pirineos, etc. Pero también encontramos este dibujo de círculo con la cruz en otras culturas. En la mitología hindú el ciclo completo de toda la evolución del hombre se encarna en una vaca que apoya sus pezuñas en cada uno de los cuatro cuadrantes. La vaca simboliza la Virtud. Credagugán es la primera edad, la Edad de Oro de los griegos que es también la edad de la Inocencia. La vaca-Virtud tiene las patas firmemente apoyadas en tierra, una en cada sector. En Tredagugán, la Edad de Plata, la vaca está más débil y solo se apoya en tres patas. Tuvabaragugán es la Edad de Bronce. La vaca descansa apenas en dos cuadrantes. La cuarta y última edad es Calgugán, la Edad de Hierro, nuestra Edad. La virtud humana, la vaca cíclica, alcanza su más alto grado de debilidad y vejez, apenas está sostenida en una pata guardando un precario equilibrio. Calgugán, edad de infortunios, de decrepitud, de miserias. Calgugán no tiene más sello que la muerte. Su jeroglífico es el esqueleto y sus atributos son los de Cronos, o Saturno, el reloj de arena ya vacío que señala los tiempos cumplidos y la guadaña, que también nos reproduce la cifra 7, número de la destrucción, de la aniquilación y de la transformación. El Evangelio correspondiente a esta época, a esta Edad, es el escrito por Mateo. Mateo tiene en hebreo el significado de Regalo de Yahvé. En griego tiene una raíz cuya significación es Ciencia, Conocimiento. Es el Evangelio según la Ciencia, el último de todos y el primero para los avisados, ya que nos enseña que, salvo un número pequeño de elegidos, todos deberemos perecer colectivamente. La Edad de Oro es la Edad Solar, personificada por Lucas Evangelista en el plano espiritual. Lucas tiene la raíz latina de lux, lucis. Es por tanto el Evangelio según la luz. Su atributo es el toro, o el buey alado, emblema del movimiento ondulatorio que es devuelto a las condiciones posibles de existencia y desarrollo de los seres. Este es el tiempo del Paraíso Terrenal de nuestros ancestros. Paraíso es Pardes en persa, lo que significa Jardín Delicioso. ¿Dónde está este Paraíso? A causa de cada revolución cíclica existe apenas una débil banda habitable que se halla en el hemisferio Norte al comienzo de un ciclo y en el hemisferio Sur al principio del siguiente. Sabemos que la Tierra está condenada a sucumbir para poder renacer, tiene tiempos prefijados, momentos previstos y estas épocas evolutivas están separadas por otros tantos períodos de inactividad. Un ciclo es el espacio de tiempo que separa dos convulsiones terrestres del mismo orden, catástrofes que se consuman a raíz de una revolución completa. Las cuatro Edades del mundo se suceden según el ritmo de las estaciones: primavera, verano, otoño, invierno. Este período circular es llamado Gran Año o Ciclo Solar.
¿Evolución? - la cadena - el Dragón
Horbiger quedó olvidado en un desván y con él su Cosmogonía. El fin de estas notas no es ni discutirlo ni validarlo. Solamente se ha mostrado una posibilidad distinta, una concepción muy diferente a las corrientes oficiales. La teoría darwiniana de la evolución contínua de las especies deja hoy muchas dudas y apenas puede sostenerse. Algunos biólogos creen que la Naturaleza dejó de crear nuevas especies animales hace 500 millones de años, después de la aparición de los pájaros, y ninguna nueva criatura surge después de la aparición de los primates y el hombre. A partir de ahí la evolución influye no en el hombre en sí, sino en el homo sapiens y en sus sociedades. Otros opinan que las mutaciones espontáneas ya se han terminado para los animales pero aún se producen en las zonas corticales del encéfalo humano, entonces la modificación en la mentalidad es el aspecto sociológico del cambio. El hombre pasa a ser un animal único en su desarrollo. Otros, en fin, plantean que la humanidad aparece cada vez que le resulta posible y no como producto de una evolución lenta y contínua. Esto quiere decir que el hombre pudo aparecer varias veces a lo largo de millones de años cuando las condiciones para su existencia eran favorables. Sería, entonces, una forma estable de vida que pasaría por muchos altibajos y ascensiones. Se manifiesta, se extingue y es capaz de reaparecer. Excavaciones en el Chad nos muestran homínidos de 6 millones de años de antigüedad. En 1856 se descubren los restos fósiles del hombre del Neanderthal que vivió hace 50000 años y que hoy parecería ser una cruza entre un homo habilis, mucho más antiguo, o de un homo sapiens con un pitecantropus. 1948. El Dr Leakey descubre en Kenya un fósil que pudo haber dado origen a los primates y a los hombres. Antigüedad, 25 a 40 millones de años. 1959. Leakey descubre en Olduvai un tipo homínido, el zinjantropus australopitecus. Edad, 180 a 800 mil años. 1962. Leakey. El kenyapitecus, antepasado homínido de 50 millones de años atrás. 1963. Leakey en Olduvai. Homo habilis de rasgos notablemente parecidos a los monos. Un millón ochocientos mil años. La línea de los homínidos avanzaba desde el muy antiguo australopitecus hasta el homo sapiens que se suponía aparecido hace unos 25000 años. Luego seguía el pitecantropus y más acá el hombre del Neanderthal, anterior al homo sapiens. Leakey dice que nuestro antepasado único y directo es el homo habilis, siendo que las otras ramificaciones de homínidos no tuvieron descendencia. Pero se han encontrado en Francia y Alemania algunos cráneos de extraordinaria semejanza a la del homo sapiens pero extraídos de yacimientos antiquísimos. Algo similar se ha encontrado en Etiopía. Tipos dispersos, ¿variaciones desde el tronco principal de homo habilis? Leakey muestra un diente de un cráneo fósil, obtenido en Kenya, de lo que parece ser un homínido de hace 8 millones de años. Los eslabones de la cadena no se dejan unir. Darwin está en jaque y su teoría se derrumba. La concepción de especies que surgen, se desarrollan, mutan y desaparecen en el curso de los tiempos no parece muy descabellada y casaría con los Conocimientos que las Tradiciones todas se empeñan aún en mostrarnos a despecho de la realidad científica actual. Es que ciencia y Tradición no se llevan bien. Es muy reconfortante imaginar mundos distintos del nuestro, separados de la realidad invasora. Los niños lo hacen, también los animales tienen esa capacidad y se dice que algunas mujeres y menos hombres conservan en su estado adulto esa mente curiosamente abierta y fresca que vamos cerrando por el camino debido a una educación que nos comprime, nos deforma, para convertirnos en seres sociales. Las Tradiciones dicen mucho de lo que la ciencia no explica, pero esos Conocimientos están reservados para unos pocos hombres y mujeres despiertos que son capaces de comprender los Símbolos. Los Conocimientos que las Tradiciones transmiten están siempre cuidadosamente velados. De esta manera decimos que el Dragón es un espíritu dador de inmortalidad, es la bisagra que une la dimensión espiritual y la material. En su ser se amalgaman las esencias y propiedades de ambos universos. Juan Evangelista, Jorge, Lupo, Silvestre, Patricio, Marcelo, Perpetua, son solo algunos de los Santos que llevan en su entorno el símbolo del Dragón. El Dragón es una criatura eterna que funciona de puente y al mismo tiempo de cabalgadura para los inmortales y para algunos hombres elegidos a los cuales elevan. Confucio vió en Lao Tsé el espíritu del Dragón. "La cara del Dragón es el rostro del Emperador" decían en la antigua China y la perla del Dragón que el soberano ostentaba en su cuello equivalía al brillo de su palabra. No hay ningún Santo que pueda matarlo sin tener que convertirse él mismo en Dragón. Tal es el caso de San Jorge, él mismo un Dragón. Y solamente aquellos que conocen al Dragón saben también cómo vencerlo.
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