El dios recibía tres nombres en función de su rito mistérico. Un nombre de carácter sacerdotal: Ianus (Jano); un nombre público o profano: Quirinus (Quirino) y un tercero, secreto y de carácter iniciático, que nunca se divulgó de manera explícita: αρχω (Arkhó - Arjó)- Arco -Arcus - Arcanus (El Oculto). (*)
El principal templo de Jano Quirino estaba situado en el siglo I d.C. cercano a la Curia, en la calle Argiletum, en una zona importante que unía el Foro y las áreas residenciales en el noreste. Era un templo pequeño, realizado en madera, características que sugieren que el culto era de origen antiguo.
Varios hechos lo confirman: Las listas más antiguas de los dioses por lo general comenzaban con su nombre; él era también llamado "DIVOM DEUS", una forma muy antigua en latín que significaba " el dios de los dioses "; y su imagen se puede encontrar en las monedas romanas más antiguas.
Jano también recibe el nombre de "Principium Deorum" el dios del principio, teniendo este término un significado sagrado.
"PRINCIPIUM" se escribía en griego como αρχη,(arkhé - arjé). Es por ello que Jano es el dueño del αρχη.
En griego la palabra αρχω tiene el sígnificado: "ser el primero". Permanece en ella el carácter sagrado orignal que señalaba al dios como el principal del panteón, "dios de los dioses". El Ser Primero.
El tetragrama de Arkho-Jano-Quirino es el símbolo en piedra más repetido a lo largo de los caminos de Europa.
Su relieve en dinteles de entrada a templos, en lápidas y murales es la presencia de lo mas sagrado, "la causa de todas las causas", del "Principium Deorum".
La leyenda mitológica cuenta que cuando Saturno es expulsado del Olimpo, por su hijo Júpiter, fue a refugiarse en los dominios de Jano-Quirino, quien lo acogió y lo asoció a su reinado. En agradecimiento, el dios olímpico le dotó de una especial facultad: la de ver con toda claridad y al mismo tiempo el pasado y el porvenir para regirse, con sabiduría, en las circunstancias del momento. Jano con sus dos caras mirando en direcciones opuestas, conocedor del pasado y del presente, del comienzo y el fin de todas las cosas. Alfa y Omega.
Jano-Quirino es el dios de la Astronomía y de la Arquitectura y, en su honor, se celebraban en Roma las dos fiestas solsticiales, correspondientes a la apertura de las dos mitades: ascendente y descendente, del ciclo zodiacal; es decir, a los puntos del año que, en el simbolismo astronómico, representan las puertas de las vías celestial e infernal (Janua Coeli y Janua Inferni). Jano se presenta con dos llaves, una de oro y otra de plata, llaves de ambas puertas solsticiales y también, respectivamente, la de los “grandes misterios” y la de los “pequeños misterios”.
En el curso de su tratado sobre los Fastos, Ovidio hace decir a Jano: "me penes est unum vasti custodia mundi". Lo caracteriza como, aquél que, él sólo, custodia el universo. Jano posee una relación especial con el universo, centrada sobre el mantenimiento de la armonía cósmica y sobre los ritmos que la expresan.
El dios Quirino y Rómulo, que se divinizó en él, son los fundadores mitológicos de la ciudad de Roma. Su rito regía la fundación de las ciudades etruscas y romanas y, al igual que el dios que poseía tres nombres de características complementarias, las ciudades fundadas, según su rito, recibían tres nombres: uno publico o profano, un segundo sacerdotal y un tercero secreto e iniciático. En el caso de Roma, el nombre secreto era Amor, el sacerdotal Flor y el público Roma.
Existía una raíz común para los términos, quirites, curia y quirinus: la raíz co-virio, que significa colectividad, conjunto de individuos o personas y, por extensión, ciudad. Fue Rómulo el creador de las curias, como estamento principal de la organización social de los romanos, función que cumple el dios Jano-Quirino, como protector de los habitantes de las ciudades. Quirites, era el nombre que se daba a los ciudadanos romanos, en su calidad de no soldados, en tiempos de paz. Al nombre quirites, pues, se le contrapone el nombre milites (ejército, soldados).
Jano Quirino es un dios paralelo a Marte y contrapuesto a él. Jano Quirino es el "dios tranquilo" que ordena el kaos, opuesto al dios de la guerra. En algunos textos se le considera como un dios simétrico a Marte, incluso se le menciona como "Marte pacífico", por eso está su templo dentro de la ciudad, a diferencia del templo de Marte que se encuentra a extramuros. Dice Vitruvio: "A Marte dándole su templo fuera de la ciudad no habrá guerras y discordias civiles".
Quirino vela por los ciudadanos. Era honrado también en la antigua colina del Quirinal, la mas alta de las siete de la ciudad de Roma, mediante unas fiestas llamadas Quirina.
El edificio era de forma perfectamente cúbica, con una dimensión de 20 codos (8,88 m) en altura y en cada uno de los lados de su planta cuadrada. El recinto central del templo estaba remarcado por las doce columnas, que equivalían a los doce signos zodiacales. En el mosaico central, delante de la figura del dios, se presentaba la rueda cósmica. El pavimento del templo poseía mosaicos alegóricos a los cuatro elementos principales: fuego, agua, tierra y aire y, en lugares específicos, el símbolo de la svástica doble protegiendo el conjunto. La figura del dios, situada sobre un pedestal en el eje central del edificio, miraba simultáneamente a oriente y occidente y ostentaba en la mano derecha el número 300 y en la izquierda el 65, como alusión exacta a la totalidad de la duración del año, o sea, el "anillo" del tiempo.
Su posición permitía que, en el momento en que las puertas del templo estuvieran abiertas, el dios podía influir, de manera directa, en la actividad de los hombres.
Por ello, en tiempo de guerra (la máxima expresión de kaos), el templo permanecía con sus puertas abiertas, como plegaria para la intermediación del dios para la consecución del nuevo equilibrio de la paz.
Octavio Augusto escribió en su "res gestae":
"El templo de Jano Quirino, que nuestros ancestros deseaban permaneciese clausurado cuando en todos los dominios del pueblo romano se hubiera establecido victoriosamente la paz, tanto en tierra cuanto en mar, no había sido cerrado sino en dos ocasiones desde la fundación de la Ciudad hasta mi nacimiento; durante mi Principado, el Senado determinó, en tres ocasiones, que debía cerrarse."
Los Pontífices, era el colegio sacerdotal sobre el que giraba el culto romano. Vigilaban de la correcta ejecución de los templos y lugares sagrados, por los integrantes de los Collegia fabrorum; de los cultos en ellos practicados e incluso de las ofrendas en ellos presentadas, y, a ellos, se les confiaba especialmente la custodia del templo de Jano-Quirino.
El "Agonium" del 9 de enero
Los Pontífices elegían entre ellos al "Pontifex Maximus". Era un cargo vitalicio y estaba considerado como el auténtico jefe de la religión en Roma: controlaba todos los demás colegios sacerdotales.
El Pontífice Máximo celebraba el "agonium" del 9 de enero, la fiesta propia del dios Jano: "Janus Agonali luce piandus erit". En tal período el rex sacrorum sacrificaba un carnero negro, en la Regia, el edifico del Foro. Los romanos regalaban al dios pasteles en forma de rueda, el clásico roscón como anillo del tiempo, como deseo de un buen ciclo anual.(el actual roscón de Reyes).
Todavía hoy, el día 9 de enero, se celebra en España la fiesta patronal de los arquitectos.
El templo de Jano, debido a las características mistéricas de su culto, se respetaba como lugar de iniciación y conocimiento para sus devotos. El dios era el protector de los astrónomos y de los arquitectos, practicantes de disciplinas que, en la tradición, han estado ligadas y comparten un carácter iniciático. El camino que conducía hasta su templo, un sendero de uso exclusivo peatonal, era la representación de un camino de iniciación a misterios y conocimientos interiores, que ligaban al devoto con el cosmos. Este sendero recibía el nombre de "Callis Ianus" (Sendero de Jano) y era utilizado como camino de culto e iniciación personal. El ritual comprendía que, al final del camino, el devoto se introducía en el templo por la puerta de oriente, realizando un recorrido que rodeando la imagen del dios, salía del edificio por la puerta de occidente. De esta forma, purificaba su espíritu al contacto directo con el eje del mundo.
El templo del Argiletum no fue el único lugar donde los Romanos adoraron a Jano. Al otro lado del Tiber, un altar fue dedicado a este dios en la colina de Ianus (Ianiculum). Un segundo altar fue erigido sobre la colina Oppius, que desempeñaba un papel principal en las ceremonias de iniciación cuando los niños se hacían hombres.
El cónsul Marcus Duillius construyó un templo sobre el Mercado de la Verdura (el Foro Holitorium), después de su victoria naval de Mylae (260 a.C.). Fue reconstruido más tarde por el emperador Tiberius. En este templo, doce altares fueron erigidos y dedicados a los doce meses. También existió el Arco de Ianus Quadrifons, en el Velabrum.
Jano por ser el dios romano más antiguo tenía un arraigo popular muy profundo, cada hogar romano disponía de un pequeño altar a Jano, donde se le invocaba cada mañana en el principio de la jornada de trabajo para el buen discurrir del día, también era invocado por el padre de familia cada vez que se iniciaba una nueva actividad, negocio o viaje. En todos los hogares y en toda tarea doméstica se buscaba su asistencia. Como dios del “Principium”, se lo invocaba públicamente en enero (Ianuarius), el mes que derivó de su nombre porque daba fin e inicio al ciclo anual. Es Jano el alfa y omega del anillo del tiempo.
La palabra latina Arcanus (arcanus -a -um) es el secreto que no puede ser explicado ni dado a conocer.
Arcanus es el secreto en grado superlativo, el secreto oculto y reservado y de una importancia extraordinaria, y cuyo conocimiento implicaba un cambio radical en la conciencia del que lo alcanzaba. El arcanus se caracteriza por ser sumamente difícil de conocer, de entender, su comprensión está fuera de las palabras y dentro de los símbolos y solo a través de proceso de aprendizaje de una ciencia: la ciencia oculta, la llamada “Arcana Disciplina”.
Arcanus, es el origen de todas las cosas; siempre se arropa de símbolos relacionados con el agua, el aire, la tierra, el fuego, en definitiva con el Cosmos. Es la primera Causa. La Causa de todas las Causas.
En los templos reside en el Sancta Sanctorum de los edificios, el lugar donde el Dios se manifesta: un lugar oculto a la vista de los fieles en donde estos no pueden tener acceso, y donde tras el velo sagrado, una tela semitralúcida y semitransparente sólo podía tener acceso el Sumo Sacerdote en contadísimas ocasiones.
El Sumo Sacerdote es aquél para quien lo oculto se hace manifiesto. El que no se queda en la diversidad aparente de los fenómenos y descubre, tras la multiplicidad, la unidad del principio idéntico que los constituye: el arjé. A este proceso por el cual lo oculto (la Physis entendida como arjé o ser de las cosas) se hace manifiesto, se denomina "alézeia" (lo des-velado, no-olvidado o no-oculto).
El Sumo Pontífice es el sabio, el filósofo, aquel a quien la realidad se le desoculta, el que es puente con el "Ser Primero", con Arkho (Arcus).
Cf. Hor., Sat. II 3.18-20: "... postquam omnis res mea Ianum / ad medium fracta est, aliena negotia curo, / excussus propriis." Ianus erat arcus in Foro Romano, ubi agebant argentarii et mercatores.
http://www.uky.edu/AS/Classics/retiarius/eudemia/eud7.html#fn17
These inscriptions point to another interesting conclusion through their use of the two words ianus and arcus as synony- mous terms descriptive of one and ...
The Roman Territorial Arch
A. L. Frothingham
American Journal of Archaeology, Vol. 19, No. 2 (Apr. - Jun., 1915), pp. 155-174
© Carlos Sánchez-Montaña
(**)Imágenes:
Diccionario manual Vox, Latín-Español.
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