miércoles, 16 de abril de 2014

EL CAMINO DE IAGO

"Las palabras encierran dentro de sí la memoria de sí mismas. Acuñadas como las monedas, guardan en el jeroglífico de su figura la historia y el relato de todo cuanto pueden evocar y sugerir..."

Eugenio Trías 

No solo es evidente que el nombre de Santiago proviene de una cristianización del nombre de Iago, (el nombre original del apóstol era Jacobo y no Santiago), y que por ello el camino romano anterior al camino de origen medieval y cristiano recibía el nombre de “Camino de Iago” una vulgarización del Camino de Iano, “Ianus”.

Al cristianizarse en la Edad Media una nueva ruta a Galicia se le antecedió el “Santo” habitual al nombre original latino. Iago se convirtió en Sant-Iago.
Una unión mal hecha de dos palabras: Sant y Iago (el nombre del santo en portugués es São Tiago).

El proceso de evolución permite rastrear el nombre modificado y el original griego y su posterior forma latina:
Existen de forma simultanea la forma cristianizada y la clásica:
Sant Yago o Sant Iago - Sant Tiago - Tiago o Tyago - Diago - Diego - Iago.
Diego nombre masculino que deriva del griego "didachos", su significado es "Aquel que es instruido".

Galdós hace notar en su episodio "Narváez":
"Este es el hijo segundo — dijo Miedes designando a un muchachón fornido, guapo, de tez tostada, que altanero nos contemplaba. Su nombre es Didaco o Yago, aunque vulgarmente lo llaman Diego."

Es Iago el nombre que recibe el que se encuentra en "el camino del aprendizaje"

Si no que también, el título del texto medieval que establece la ruta del camino medieval y cristiano, el “Codex Calixtinus”, es también una vulgarización del nombre original latino del camino romano, es decir, Calixtinus tiene su origen en el término “Callis Ianus” (Camino de Iano).

La forma latina compuesta por dos nominativos, Callis: sendero y Ianus: Jano es el origen de varios nombres propios como son Callistianus, Calixtinus, Calistiano, Calistino, Calisto y Cagliano.

Tal como el filósofo Eugenio Trías establece en la cita anterior, las palabras guardan secretos de la historia de los hombres que pueden ser evocados solo con su verdadera pronunciación. Un nuevo sonido que nos permitirá recobrar su memoria.


© Carlos Sánchez-Montaña. 2010.

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